Tu mente es un autobús

Mente es un autobús

13 de junio de 2024

Aunque no lo sepas, tu mente puede asemejarse a un autobús. Y te preguntarás: ¿Se puede explicar el funcionamiento de la mente con metáforas? ¿Cómo puede parecerse mi mente a un autobús? Es normal que no entiendas muy bien el título, ya que lo he hecho con ese propósito. En este blog te quiero explicar por qué se usan metáforas en terapia y de paso explicarte la que más uso en sesión.

Las metáforas

Una metáfora según la RAE es “la traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita”. Es algo complejo de entender con esta definición, así que voy a intentar dar una explicación más simple. Una metáfora literaria es una asociación de elementos que comparten un significado, por lo que se puede sustituir un elemento por otro.

Por ejemplo: “en esa fiesta me llovieron los regalos”, se hace referencia a que se le dieron muchos regalos.

Gracias a esta figura literaria se puede dar al texto más expresividad, belleza o intentar sorprender al lector.

Las metáforas y la psicología

En psicología, las metáforas no sirven para lo mismo que en la literatura. Es frecuente que el terapeuta tenga que presentar y enfrentar con el paciente sus conductas y su función. En la psicología cognitiva se usan distintas técnicas para poder hacerlo y buscar otras alternativas conductuales.

Uno de los mayores problemas que se presentan en terapia es encontrar estas nuevas reglas conductuales y que el paciente las haga suyas. En las terapias de tercera generación, se busca solucionar esto a través de metáforas terapéuticas. Se utiliza una metáfora o se crea una que tiene que ver con el paciente y así puede entender la situación y trabajar juntos las alternativas.

Las metáforas ayudan al paciente a hablar de situaciones que son complicadas de expresar de forma directa. Esto es muy frecuente en el trabajo con niños, ya que pueden expresar sentimientos y situaciones de manera segura.

El autobús

Suelo explicar esta metáfora para entender como funciona nuestra mente, nuestra relación con los pensamientos y para descubrir los pasajeros indeseables del paciente (ya sabrás a qué me refiero).

Imagina que conduces un autobús. Tú llevas el volante y puedes ir por donde quieras. Este autobús solo tiene puerta de entrada y cada vez que llegas a una parada y hay pasajeros, te tienes que parar y dejarles subir. Poco a poco tu autobús se va llenando de gente, tranquilo que caben muchísimos pasajeros.

En ocasiones se sube al autobús un pasajero indeseable, que no te da buena espina, pero no puedes prohibir la entrada a tu autobús a nadie. Voy a parar para explicarte que el autobús es tu mente y que los pasajeros (deseables o indeseables) son tus recuerdos, tus miedos, tus experiencias, básicamente todo lo que cabe en tu mente.

Aunque tú sigues conduciendo, los pasajeros indeseables son desagradables contigo, te gritan y te dicen cosas como: ¡Ve por la derecha!, no sabes conducir, eres una inútil. No quieres escuchar ese tipo de cosas por lo que empiezas a hacerles caso, aunque no te gustan sus indicaciones. De hecho, llega un momento que ni siquiera te tienen que decir por dónde ir, ya sigues sus órdenes sin que tengan que abrir la boca. A veces discutes con ellos, pero sin darte cuenta has parado tu autobús y no estás yendo a ningún lado. Entonces, ¿qué puedes hacer?

¿Qué hacer con los pasajeros indeseables?

“Pues si no se quieren comportar, tendré que echarles del autobús”. Esta suele ser la primera solución que encuentran los pacientes, pero recuerda que no hay puerta de salida. Ten en cuenta que no puedes eliminar pensamientos voluntariamente. Si te digo, no pienses en un elefante rosa, lo más probable es que ya lo tengas en la cabeza.

“Si no puedo sacarles del autobús, les tendré que echar la bronca y que se porten bien”. Esta suele ser la segunda solución que dan los pacientes en consulta. Lo primero que tienes que saber es que discutir con ellos solo hace que se hagan más grandes y más pesados. No se les puede convencer. Además, es imposible discutir y conducir por lo que sin darte cuenta has parado el autobús y no te diriges a ningún sitio. Te encuentras a un lado de la carretera rumiando pensamientos sin encontrar una solución.

“Pues mira, si tanto quieren conducir me levanto y que se pongan al volante ellos”. Es importante que te des cuenta de que siempre llevas el volante de tu mente. El problema es que llevas tanto tiempo haciéndoles casos que piensas que ellos están conduciendo. Esto es muy importante porque si logras hacer cualquier cambio, incluso con ayuda externa, será porque tú lo has hecho, no porque los pasajeros indeseables te hayan dejado.

Y entonces, ¿qué hago con los pasajeros indeseables?

Ya te he comentado que esta metáfora forma parte de las terapias de tercera generación, más concretamente de la teoría de aceptación y compromiso. Lo que se plantea es que la mejor forma de tratar a los pasajeros indeseables es aceptar que están contigo y seguir llevando el autobús hacia donde tú quieres. Claramente, aceptarlos no significa que estés de acuerdo o que te gusten, sino que al no poder echarlos la mejor opción es no hacerles más fuertes (discutiendo con ellos o haciéndoles caso) y centrarte en tu camino.

Esto parece bastante complicado, y muchas veces lo es, pero recuerda que tú llevas el volante de tu mente, aunque a veces parezca que no lo haces.

El autobús y otras metáforas

Como te he comentado en este blog, en psicología usamos metáforas para, entre otras cosas, generar nuevas reglas conductuales que el paciente haga propias y facilitar que piense y comente sentimientos y creencias que de otra forma no sabría expresar. De paso, has descubierto una forma de relacionarte con tus pensamientos que probablemente no conocías.

Si piensas que los pasajeros indeseables de tu autobús no te dejan en paz y van ganando terreno, en Eira Fisio podemos trabajar contigo para que vuelvas a sentir que tienes el volante de tu mente.

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